sábado, enero 19, 2008

Al fondo se escucha una canción de A perfect circle, Gravity, nunca la ha entendido claramente pero le gusta pensar que dice que todo estará bien, que cayendo de espaldas hacia ese vacío oscuro que significa la vida habrá un poder divino que lo sujetará y lo devolverá a la luz. Al frente, encima de aquella pequeña mesa de madera se encuentra servido un vaso de whisky, su olor viaja hasta lo más profundo de su alma, evocando hermosos y fríos paisajes ubicados en lugares tan lejanos como su cordura. Postrado en esa gran silla de cuero, con el torso hacia delante, los codos sobre las rodillas y la cabeza al piso, disfruta del silencio de su mente, en donde solamente retumban las tonadas que salen del equipo de sonido que le sugieren que todo va mejorar. Su racionalismo consciente le ha ayudado a mimetizarse, su inteligencia le ha permitido el éxito profesional y económico, y su carisma le ha permitido la supervivencia social. Desde aquél apartamento del último piso se ve una ciudad llena de luces, y de pronto piensa que hay tantas luces como historias, como personas, como sentimientos, cada una tan diferente a la anterior y a la siguiente. La falta de dinero, la pérdida de un ser querido, el secuestro de algún familiar, la drogadicción, el alcoholismo, la infidelidad, los vecinos, el perro, el desempleo, el empleo, la política, el fútbol…Pero cada cual debe lidiar con sus propios demonios. Como él debe lidiar con los suyos, levanta la cara, cierra sus ojos y toma hasta el fondo del vaso, sintiendo como el alcohol quema sus entrañas y le devuelve su tristeza. Una tenue luz le muestra un reflejo en el vidrio de la mesa, la imagen que se proyecta no es la suya, es la de otro, es la de un tipo poderoso y elegante, de un tipo arrogante y antipático, de un tipo egoísta, calculador e inalterable. Le gustaría ser ese tipo. Pero ahí están sus demonios, aparecen para recordarle que él nunca podría ser aquél personaje, que ese personaje es racional y sensato, y que el hombre que esta hoy sentado en esa silla siempre ha divagado por todos los rincones más secretos del alma y de la mente en una desesperada búsqueda de algo que aún no encuentra y que probablemente jamás vaya a encontrar. El reflejo que ve nunca duda, no vacila, no siente. A él, aún le quedan algunas cicatrices en sus muñecas que ya casi nadie percata, recuerdo de un intento fallido y cobarde de liberación practicado en la adolescencia. Aquél tipo que ve enfrente jamás habría experimentado tales cosas. Una explosión de ira surge desde sus entrañas, quisiera romper la mesa, tirarla; quisiera darle patadas a la silla, destruirla, volverla pedazos, quisiera volverse pedazos el mismo, y cuando se dispone a hacerlo, entonces aparece el tipo del reflejo, lo mira con esos ojos penetrantes, seguros, infranqueables y sin ninguna muestra de alteración lo devuelve a la silla. Es hora de dormir, mañana no hay tiempo para estupideces, mañana él deberá quedarse encerrado mientras el tipo del reflejo vive su vida. Guarda la esperanza de que mañana todo mejore, guarda la esperanza de que el reflejo sea el suyo y que pueda encontrar lo que nunca ha encontrado.

I am surrendering to the gravity and the unknown
Catch me, heal me,
Lift me back up to the sun
I choose to live...

APC.