miércoles, mayo 11, 2005

La Dolorosa Cultura de Latino América

El pasado Domingo fue el día de la madre, valga la oportunidad para felicitar a todas y cada una de estas personas que son la fuente y soporte de la vida. Sin embargo, y como buenos colombianos, la ocasión ameritaba una celebración con toda la familia. En mi caso, nos reunimos en una finca. Obviamente estaban presentes varias de las generaciones: abuelos, padres y tíos, e hijos y primos. Mi familia es una de estas familias tadicionales colombianas, de las que vemos en las películas de Dago García, que escuchan Pastor López, Los Hispanos y Los 50 de Joselito. Hasta ahí, no hay ningún problema. El problema se hicia cuando les da por tomar aguardiente y cerveza, y obviamente comenzar a bailar tan decadentes melodias. Yo, un tipo totalmente asocial y anti bullicios, soy arrastrado por mi tía hacia el área social de la finca, en donde las palabras, anímese, chevere y recocha se mezclan con un forcejeo que busca que mi extremadamente tieso esqueleto se mueva al ritmo de "tranquilo hermano que aquí no hay goterero". A pesar de sonreir en pro de no ocasionar discusiones con la familia, luego de una hora de intentar disimular mi enojo, exploto y le arrojo una mirada de rabia a mi tía y a mi prima quienes insisten en que me anime y que no sea aguafiestas. Luego de mi manifestación de inconformidad, me dejan tranquilo, pero soy estigmatizado por toda mi familia. Me miran como si hubiese cometido un pecado capital, como si hubiera traicionado mi esencia. En esos momentos, surge en mi la siguiente reflexión: ¿Por qué razón en el mundo, debo sentirme identificado con esa música, y con esas reuniones, y con esa cultura? ¿Quién dijo que el hecho de haber nacido en latino américa me obliga a tener las mismas costumbres que el común de la población? ¿Por qué actuar diferente me hace un ser antipático y odioso a las demás personas?. No encontré ninguna respuesta. Viendo las cosas desde mi punto de pista, trato de ser lo mas cortés y amable que pueda, no me meto con nadie, y por consiguiente no me gusta que nadie se meta conmigo. Sí, soy un tipo frío y poco sociable, pero soy educado y respeto la individualidad de las personas. He podido notar que en latinoamérica, nuestra cultura viene con un componente que pareciera decir: "Permiso para opinar y meterse en la vida de los demás". "Ese es un gomelo, ese es marica, ese es esto, ese es aquello..." y lo peor es que creemos tener valores de juicio para determinar que es bueno y malo. Para mi familia yo soy malo porque no bailo a Pastor López y porque no comparto esos momentos especiales. Sin embargo, qué pasaría, si hubiese nacido en Escandinávia, en Inglaterra o en Alemania? Sería lo mas normal del mundo y no tendría que someterme a los juicios inquisidores de los demás. Pero nací en Colombia, de lo que me siento orgulloso, sin embargo no me identifico con la mayoría de las costumbres de este país, eso no me hace un apátrida, sólo me hace un colombiano diferente. Creo que en América Latina debemos aprender a respetar y disfrutar de la diversidad.
Hace algunas semanas me encontré con un artículo del periódico en donde se hacía una crónica del estilo gótico, y uno de los hombres entrevistados comentaba que ya estaba acostumbrado a que le gritaran por la calle, adios reina... por el maquillaje y los accesorios que usaba. Mas que cualquier otra cosa sentí tristeza, porque lo único que reflejamos con esos actos es nuestra propia ignorancia.
Así como yo no me identifico con muchas de nuestras costumbres, así también cada persona es libre de adoptar las preferencias que mas le gusten, sean cuales sean, y dada la libertad del hombre, nadie tiene porque inmiscuirse y mucho menos atentar contra la individualidad de las personas.